Analizando un poco mi vida, más allá de mi vida, a mi corazón. Que digamos no estoy pasando el mejor momento, pero estoy cómoda, feliz. Y también extraño.
Por momentos pienso en mis fundamentos, en que son ciertos, en que yo tengo razón. Pero cuando estoy con ellos/as mi vida se derrumba. Hablan, me lastiman, me llenan la cabeza, y me duele el corazón.
Sé que ellos/as no lo hacen apropósito, pero la gente está preparada para cualquier cosa, y lo primero “raro” que descubren/escuchan, es motivo para criticar para bien o para mal.
Cuando estoy conmigo sola, pienso, siento que todo marcha todo bien, que nadie me va a derribar lo que tengo, lo que soy, que nadie me puede separar de lo que tengo, lo que se llama AMOR, eso siento, estoy feliz, que tengo un deseo fuerte, que mantengo una “llama” que ni el viento ni el agua pueden apagarla, porque es fuerte.
Y luego, esta esa maldita droga inevitable, que para ellos es común y sana, que a no los daña, se acostumbraron de consumirla y no le hacen efecto. Esa maldita critica que a mí me consume y me lastima, eso que muchos me dicen: “no, él no te quiere, él solo quiere pasar un buen tiempo y vos se lo das”, otros que me dicen: “es un boludo, tiene X edad y vos sos una boludita de 15 años que le das lo que él no puede conseguir con una mina de su edad”, o simplemente me dicen: “él no te quiere, vos si, él quiere sexo y vos haces el amor”.
Me consume, me hace mierda. Se siente feo, es triste y me hace llorar. Son dos cosas en las que puedo creer. En mi, en mi corazón, o en ellos y su droga.
¿A dónde voy?
Ya sé, no me digan la respuesta, es tan fácil como saber el final de una película de amor.
[Cuando escribí esto, sentí que no era yo. Estaba acostada, escuchando música, cuando de pronto agarro una hoja y empiezo a escribir... Cuando me doy cuenta, estaba llorando y la carta terminada. Es como si la mente hubiera estado viajando en la melodía de la música, y mi corazón, con cada impulso, escribía cada palabra, con sentimiento.]
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